La cabecera norte del Gigante de Alberdi se cubrió ayer de la esperada y descomunal bandera que desplegaron los hinchas. Se jugaban 15 minutos del primer tiempo, cuando el inmenso "trapo" comenzó a bajar desde la parte superior de la tribuna hasta cubrirla completamente.
Antes se había registrado un intento fallido. Algunos hinchas demasiado entusiasmados comenzaron a bajarla, pero el despliegue fue abortado: aún no habían llegado los "Piratas". Recién cuando ingresaron el paño bajó en plenitud.
Todo el estadio sacó los ojos del partido para ver el espectáculo de ver la cabecera norte cubierta por el inmenso rectángulo de celeste brillante, sobre el que descansaba el escudo de Belgrano y la leyenda "Los Piratas celestes de Alberdi".
El cemento se cargó de energía. El aliento comenzó a atronar para Belgrano, el partido se paró porque no faltaron los exaltados que se treparon a lo más alto de alambrado, y volvieron a surgir los cánticos que vaticinan el descenso de Talleres. Precisamente, estos coros implacables que festejan el difícil momento del eterno rival, no fueron constantes durante el partido, sino más bien todo lo contrario. Lo poco que ofrecía Belgrano en la cancha había anulado en el público hasta las ganas de burlarse cruelmente de Talleres. Sólo la bandera despertaba un masivo "el que no salta es de la ‘T’".
En el segundo tiempo, la bandera volvió a emerger en toda su inmensidad como una marcha celeste, después del gol de Mansanelli. Una vez más el estadio saludó su presencia.
Sobre el final, y para festejar la victoria, volvió a ser desplegada. Una vez más los celulares le apuntaron para las fotos, que ya estarán viajando a cada lugar conde haya un hincha celeste.
La Voz del Interior.
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