lunes, 11 de mayo de 2009

Ser o no ser, ésa es la cuestión


Gabriel Rodríguez
La Mañana de Córdoba.

Cuando parecía que Belgrano definitivamente se encaminaba a la lucha por el título o por el ascenso directo, trastabilló en un partido que no estaba en los pronósticos. No porque Platense no le pudiera ganar a Belgrano, más bien porque en la recta final está dicho, el que desentona a falta de poco puede quedar afuera de todo.

No obstante y dentro de lo malo que fue el resultado ante el “Calamar”, Belgrano sigue ahí. Sólo lo igualó Instituto en la puntuación habiendo retrocedido una posición y se encuentra cuarto, es decir en zona de promoción. Pero no era lo que se esperaba porque la fecha le daba la posibilidad de descontarle al líder Chacarita que perdió y seguir dos puntos debajo de Atlético Tucumán.

La cosa no está perdida ni mucho menos, pero Belgrano no debería volver a cometer esos viejos errores del pasado que tantos puntos le costaron en muchos campeonatos. Perder está dentro de las posibilidades pero “flaquear” en la recta más importante del campeonato no hace más que poner en duda si el equipo está en condiciones de pelear lo que tiene que pelear.

Cada técnico con su “librito”. En estas líneas hemos reflejado en anteriores oportunidades que la titularidad de Andrés Soriano admite todas las discusiones posibles, pues el “Pollo” no ha demostrado en los últimos partidos por qué Omar Labruna le ha dado la confianza de acompañar a Pablo Chavarría. En varios de esos cotejos Héctor Cuevas, quien es la única referencia de área en ataque, se ha mostrado mucho más incisivo que Soriano.

Esas dudas permiten entender por qué Belgrano es uno de los equipos menos goleadores de la competencia.

Cuando Labruna llegó a Belgrano dijo que le gustaría jugar con línea de tres en el fondo, pero para que eso sucediera debería tener los intérpretes necesarios. Es decir, que el sistema se amoldara a los jugadores que había y no al revés.

El tiempo pasó y el DT encontró su defensa “ideal”. En el fútbol se dice que los dos stoppers y el líbero deben jugar a “muerte” cada pelota, pensando que un error de cualquiera de ellos es gol. Y así sucedió, por ejemplo con Marcelo Berza quien volvió a defeccionar para que el rival se quedara con los laureles.

Quedan 18 puntos en juego. A Belgrano lo separan 7 puntos de la cima y 5 puntos del escolta, es decir del ascenso directo. Para ser candidato a uno de esos lugares no debe caerse otra vez. El destino quiso que siga con las mismas posibilidades de antes, quizá ésta haya sido la última. Entonces surge una pregunta: ¿la aprovechará?

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